Todos sabíamos que el cuidado y protección del medio ambiente era una prioridad, pero nadie actuaba hasta que las emisiones de contaminantes trajeron consigo los agujeros en la capa de ozono y por consiguiente el sobrecalentamiento global, con consecuencias que son impredecibles para las generaciones futuras.
El cuidado y protección del medio ambiente es un tema muy amplio, porque se da en todos los ámbitos (aire, tierra, agua), desde el recojo de un insignificante papel o el evitar tocar la bocina del auto, hasta el entierro de residuos nucleares. Es por ello que amerita cierta especialización y determinar áreas concretas donde actuar.
Los países desarrollados han venido tratando el tema del reciclaje con mucha fuerza, desde la década de los ochentas, siendo los logros más notorios: la conciencia de sus habitantes y la capacidad de reciclaje de sus residuos con un correspondiente desarrollo de tecnologías. No podemos dejar de mencionar el gran aporte de Japón al presentar al mundo (2004) la iniciativa "tres erre (reducir, reutilizar, reciclar) que busca construir una sociedad orientada hacia el reciclaje.
Latinoamérica ha venido, también, trabajando esta necesaria e impostergable tarea, no por moda sino por supervivencia de la raza humana. Tenemos grandes adelantos con programas concretos en países como Brasil, Chile, Argentina, Colombia.
El reciclaje es una forma concreta para el cuidado y protección del medio ambiente y de nuestros recursos y/o reservas naturales y, propicia un desarrollo económico sostenible; además, se ha convertido en una gran oportunidad de negocio que promueve avances tecnológicos e innovadoras metodologías de trabajo.
El Perú, nuestro país, recién viene abordando esta importante obligación, pero con cierta lentitud. Repasemos ligeramente algunos pasajes: minería informal irresponsable botando residuos tóxicos a los ríos, productores de ladrillos quemando llantas y aceite residual, tala de árqboles por cultivadores de hoja de coca, etcétera. Pero también observemos con gratitud algunos avances: plantas de etanol, consumo obligatorio del gasohol, rerefinamiento del aceite usado, generación de energía a través de residuos orgánicos, reciclado del papel usado, producción de calaminas a base de envases de tetra, etcétera.
Nuestra tarea es hacer contracultura, es decir realizar cambios en nuestras malas costumbres que van contra el medio ambiente. Esta tarea debe ser de todos pero institucionalizarla es el verdadero objetivo. Es por ello que urge aunarnos a este importante trabajo y para ello se ha creado el Instituto Peruano del Reciclaje, que orienta su obra a promover el buen manejo y la transformación de los residuos (peligrosos y no peligrosos) en productos de consumo (regresando al circuito económico), convirtiéndose en gestor de una industria de vanguardia en nuestro país.
INSTITUTO PERUANO DEL RECICLAJE
Ing. Alejandro Falcón Gómez - Sánchez
Presidente
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