miércoles, 14 de noviembre de 2012

Más de 500,000 toneladas anuales de Residuos Industriales Peligrosos se generan en el país*



 
 
 
El crecimiento sostenido del país, en sectores como la minería, la industria, el sector hidrocarburos, electricidad, pesquería, agricultura y construcción, ha generado el incremento de residuos industriales peligrosos, una amenaza que silenciosamente, se viene propagando en todo el territorio nacional sin que las autoridades tomen cartas en el asunto.

Los residuos industriales peligrosos son aquellos que presentan características físicas, químicas y biológicas como: corrosivos, reactivos, tóxicos, inflamables, explosivos, patogénicos o radiactivos, además de los que generamos en casa como fluorescentes, cartuchos de tinta, pilas y baterías, envases contaminados con plaguicidas, aceites domésticos, neumáticos, medicamentos vencidos, entre otros.

El ingeniero Percy Irribarren, Gerente Técnico de Befesa y experto en gestión integral de residuos peligrosos, señala que este crecimiento económico no ha estado acompañado de políticas ambientales que permitan controlar y fiscalizar el origen, transporte y destino de las miles de toneladas de residuos que generan dichos sectores. En el Perú existen miles de empresas, entre las que se encuentran más de 9,000 empresas mineras entre formales e informales y hasta el momento no existe un aplicativo informático que interconecte a todos los entes responsables de su fiscalización.

En el país no existen cifras oficiales sobre la cantidad exacta de residuos peligrosos que se generan, sin embargo, cifras extraoficiales obtenidas de la experiencia de casi 10 años de gestión de residuos, refieren que en el Perú se generan más de 500,000 toneladas de estos residuos industriales, de los cuales poco más del 5 por ciento es transportado a una planta especializada para su tratamiento y disposición final, en tanto el 95 por ciento restante va a parar a los rellenos sanitarios, botaderos, quebradas, desiertos, a orillas de los ríos, lagos y el mar, donde se mezclan con los desechos orgánicos convirtiéndose en un foco de contaminación ambiental, cuyos efectos no veremos ahora sino en 30 años, cuando el impacto negativo sobre el ambiente sea evidente y tengamos que efectuar, en el mejor de los casos, planes de remediación y recuperación de áreas contaminadas.
 

Es conocido que la mezcla de desechos peligrosos con los desechos orgánicos y los lixiviados que se generan producto de la descomposición podrían afectar la napa freática, con la consecuente contaminación del agua del subsuelo lo cual sería peligroso para poblaciones aledañas que se abastecen de este recurso hídrico, muchas veces sin el tratamiento adecuado.

En tal sentido nos preguntamos, ¿Dónde disponen las empresas formales y los informales sus desechos peligrosos?¿Quién sabe cuánto generan?¿Qué tratamiento le hacen a sus residuos?¿Cuánto están contaminando?. A diferencia de otros países, en el Perú no existe un aplicativo informático que interconecte a todos los entes responsables de la fiscalización de residuos industriales peligrosos. Se requiere y es necesaria la intervención urgente del Estado para crear políticas fiscalizadoras para el tratamiento de estos residuos con la finalidad de que el impacto en el ambiente sea mínimo y también en la sociedad.

Para diseñar e implementar estas políticas es necesario contar con información y datos estadísticos apropiados sobre la cantidad de residuos sólidos peligrosos que son generados en los diferentes sectores. De acuerdo a la Ley General de Residuos Sólidos y su Reglamento, cada vez que una empresa genera estos residuos debe entregar un manifiesto, además de una declaración anual, con el fin de que el Estado fiscalice el manejo de estos desechos y así minimizar  el riesgo de contaminación. Sin embargo, las entidades competentes de fiscalizar a las empresas generadoras de residuos sólidos, no tienen datos estadísticos que les sirva de apoyo, no fiscalizan, no sistematizan la información y mucho menos implementan políticas sectoriales para minimizar los posibles impactos.
*Fuente: Ecoeficiencia-Boletín informativo del Instituto Peruano del Reciclaje - Año 1 N°1 - Nov. 2012