Una propuesta de emprendedurismo más que
exitosa que vincula el cuidado y protección del medio ambiente con la
transformación de residuos que ostentan grandes posibilidades de
comercialización.
Por: Deborah Figueroa Abarca
dfigueroa@camaratru.org.pe
(De: Revista Visión Empresarial / abril 2012 Cámara de Comercio de la Libertad)
Uno de
los valores más que difundidos dentro de toda sociedad es, sin lugar a dudas,
el cuidado y protección del medio ambiente. Y es que, con su preservación,
garantizamos, por un lado, el contar con un entorno saludable y, por otro, la
optimización del mismo respecto a las próximas generaciones.
Es por
ello que, antes de realizar cualquier actividad, los seres humanos somos
consientes de los efectos que ésta podría generarle al ecosistema. Sin embargo,
son las organizaciones las que no tienen muy en claro el verdadero valor de
este concepto ecológico, pues incrementar sus utilidades les representa una
mayor satisfacción.
Tal es
así que, muchas empresas son consideradas las principales promotoras del
desequilibrio que sufre el medio ambiente hoy en día, pues no tienen un manejo
adecuado respecto a los residuos y, más aún, no son realmente consientes del
gran peligro que les representan a las comunidades aledañas sus operaciones.
Un mal constante
Según
el Director Ejecutivo del Instituto Peruano de Reciclaje (IPR) –recientemente
inaugurado−, Eduardo Pisfil de los Ríos, hay una gran cantidad de organizaciones
que, además de tener un mal manejo respecto a sus residuos, contaminan. Esto,
por desconocimiento y falta de criterio de producción.
Al
respecto, puso como ejemplo las empresas de transporte, pues éstas tienen
residuos de aceite usado que, en lugar de ser alcanzados a instituciones que
puedan industrializarlos, los venden a ladrilleras informales. “Este sector no
tiene ni idea del daño que le está ocasionando al medio ambiente. El mal uso de
este residuo es altamente contaminante”, agregó.
Incluso,
refirió que hay organizaciones dedicadas a la comercialización de llantas que,
en su momento, hasta llegan a quemarlas. “Las organizaciones deben tomar
conciencia del daño que le representan al ecosistema con este tratamiento de
productos que son sumamente dañinos. No hay forma de justificar estas
acciones”, agregó.
Una buena iniciativa
Si
bien, una gran parte de personas y empresas han tomado el interés debido
respecto al cuidado del ecosistema, aún hay muchas otras que requieren de algún
interés en particular para poder cambiar de política de trabajo. Y es que, a
palabras de muchas de ellas, una nueva propuesta debe venir compensada con una
ganancia y no con una pérdida.
Y si
de ganancias se trata, existe una posibilidad con la cual, una organización
puede generar una oportunidad de negocio, solo teniendo un mejor manejo de los
residuos con los que trabaja. Aquí no se trata de un nuevo esquema de trabajo,
solo de optimizar los procesos para contar con elementos que puedan ser
reutilizados.
A
palabras de Eduardo Pisfil de los Ríos, hoy en día muchas de las empresas
dedicadas a un rubro en particular, reciben importantes réditos tan solo con la
venta de los residuos que quedan después de todo su proceso de producción. “Contra
lo que muchos podrían pensar, aquí no se necesita de una gran inversión. Lo
único que hace falta para hacerse de un negocio es perfeccionar los procesos
con los cuales se llega al producto final”, dijo.
Experiencia comprobada
Muchos
de los países desarrollados que se enmarcan en actividades económicas altamente
contaminantes han optado por establecer alianzas o realizar un trabajo conjunto
con plantas industrializadas. Esto les ha permitido, reducir los niveles de
contaminación respecto a sus comunidades.
“Estas
economías vienen tratando el tema del reciclaje con bastante fuerza desde,
aproximadamente, treinta años. Dentro los logros más significativos podemos
distinguir: la conciencia de sus habitantes y la capacidad de reciclaje de sus
residuos con un correspondiente desarrollo de tecnologías y metodologías”,
sostiene.
Asimismo,
Eduardo Pisfil de los Ríos señala que parte de esta conciencia por lo ecológico
parte de una iniciativa japonesa (surge en el 2004) a través del concepto de
las “Tres R: reducir, reutilizar y reciclar”, con el que se busca construir una
sociedad orientada al reciclaje.
“Latinoamérica
también ha mostrado un comportamiento más que considerable. Hay grandes
adelantos con programas concretos en países como Brasil, Chile, Argentina y Colombia.
En el caso de nosotros, aún estamos trabajando con algunas plantas en la
capital que necesitan de un mayor contacto con las empresas”, agrega.
IPR
Parte del
compromiso de todos aquellos que hacen empresa en el país es trabajar de manera
responsable –ecológicamente hablando−. Dentro de estos términos, en tanto, se
hace más que necesario el contar con una entidad que vele por el cuidado y
protección del medio ambiente, además de educar al empresariado a hacerse
responsable de su quehacer productivo.
De
este modo, surge el Instituto Peruano de Reciclaje (IPR), como una iniciativa
de un grupo de empresarios y profesionales −Alejandro Falcón Gómez Sánchez, Ing.
Alfredo Gamero Jacobs, Dr. José Alfaro Pinillos y Eduardo Pisfil de los Ríos−
que apuestan por el cuidado responsable del entorno.
Al
respecto, el presidente del IPR, Alejandro Falcón Gómez Sánchez, dejó en claro
que este organismo busca proponer y articular políticas entre familias, empresas
y gobierno para el cuidado y protección del medio ambiente, abriendo camino a
grandes posibilidades de inversión y negocio.
“La
consolidación de este proyecto nos ha llevado por varios días de trabajo. Esto,
porque necesitábamos crear un instituto que velara por el cuidado de nuestro
entorno, pero vinculado a esta importante labor al empresariado, dado que son
ellos los responsables de las acciones productivas en el país”, manifiesta.
Finalmente, afirma que una de las acciones
a tomar en los primeros días de constituido este centro, es el de generar
reuniones de trabajo con los empresarios, pues son ellos los que deben tener
pleno conocimiento de las implicancias de sus actividades, así como las
oportunidades que pueden lograr entorno a sus procesos.
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¿SABÍA USTED
QUE?
ü El papel se
degrada en 1 año.
ü La madera se
degrada en 3 años.
ü El tetra se
degrada en 35 años.
ü Las llantas se
degradan en 200 años.
ü Los envases
plásticos se degradan en 500 años.
ü Las pilas se
degradan en 1,000 años.
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CIFRAS
6
millones de toneladas de
desechos se generan en un día alrededor del mundo.
17 árboles se salvan al reciclar una tonelada de papel.
40% de energía es ahorrada si se recicla el vidrio.
500 billones de bolsas de plástico de un solo uso se consumen –en un año−
en el mundo.
200 especies marinas se ven afectadas por las bolsas de plástico de un
solo uso.
3,700 libras de madera se economizan en la producción de una tonelada de
papel reciclado.
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